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La gestión del cambio climático y su implicancia en el sector empresarial
Lee la columna de Mariela Cánepa, Directora de Políticas de WWF Perú, donde habla sobre el desafío que tiene el sector empresarial para vincularse con los ODS y NDC en los próximos años.
Artículo publicado originalmente en América Economía
La comunidad internacional ha tomado en cuenta la necesidad de gestionar los efectos del cambio climático y reducir los gases de efecto invernadero (GEI) de la atmósfera; por ello, suscribió el Acuerdo de París que pretende no incrementar la temperatura de los 2 grados centígrados, aspira a limitarla a 1,5 grados centígrados y ha puesto en marcha medidas e inversiones para lograr un futuro sostenible. Asimismo, viene reconociendo que el desafío es ambicioso; por ello, promueve acción conjunta entre actores estatales yno estatales, destacando el rol del sector privado, como impulsor de gran parte de la economía mundial y responsable en la utilización de forma sostenible de los recursos y ecosistemas, en los cuales basa su negocio.
A finales de septiembre de 2015, se aprobaron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con 169 metas al 2030 con acciones que involucran al sector privado hacia el desarrollo sostenible. A finales del 2016, se logró el Acuerdo Global para reducir emisiones CO2, compromiso de los países miembros de Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) para limitar las emisiones a niveles de 2020 generando incentivos para la inversión en nuevas tecnologías por parte del sector privado. Asimismo, la Enmienda de Kigali que modifica el Protocolo de Montreal (1987) para la eliminación de los HFC (hidrofluorocarburos) y preservar la capa de ozono, podría evitar un calentamiento de 0,5 grados durante este siglo .
Se resalta que, en la búsqueda de soluciones globales para reducir los impactos del cambio climático, principalmente el proceso de negociaciones durante los últimos años, se abrieron espacios de diálogo y foros de intercambio relevantes entre representantes de gobierno, multilaterales y negociadores con representantes del sector privado internacional. Este esfuerzo fue valioso al mostrar que dichas soluciones requieren acción conjunta de actores en etapas y a varios niveles; sin embargo, a la fecha existen vacíos de conocimiento, experiencias e información a fin de articular lo global con lo regional y local.
El Perú no es ajeno a este contexto, desde 2015, ha ido definiendo compromisos sobre cambio climático y en julio de 2016 aprobó una contribución nacional (NDC, por sus siglas en inglés) con opciones de mitigación y metas de adaptación. El NDC de Perú tiene la meta de reducir un 30% de GEI al 2030 en cinco sectores priorizados: Energía, Transporte, Agricultura, Residuos Sólidos y USCUSS (Uso de Suelo, Cambio de Uso de Suelo y Silvicultura). Asimismo, el gobierno de Perú propició una gestión participativa en la definición de su contribución nacional, permitiendo que representantes de los grupos de interés (tales como academia y los centros de investigación, juventudes, sindicatos, sector privado, ONG, grupos de mujeres, gobiernos subnacionales) estén involucrados en los procesos desde su inicio.
Los representantes del sector privado que han participado en dicho proceso, han sido principalmente los miembros de Perú 2021 y Empresas B, los cuales vienen vinculando sus negocios con la sostenibilidad con la ayuda de la innovación como herramienta principal que toma en cuenta lo económico, el comportamiento social y ambiental e impulsa el cambio. Asimismo, participó la plataforma de Líderes+1, que tiene interés en colaborar con el cumplimiento de las metas globales desde su actuar nacional, fortaleciendo, acelerando y acompañando la transición hacia un modelo de crecimiento y desarrollo económico bajo en emisiones.
A pesar de los avances y de los reportes de sostenibilidad que han sido desarrollados por algunas empresas de acuerdo a la Metodología de la Iniciativa Global de Reporte (GRI, por sus siglas en inglés) e iniciativas como Ecopyme que presenta recomendaciones de tecnologías o prácticas estándar para reducir el consumo de agua y carbono, por ejemplo; aún no se cuenta a totalidad del sector privado nacional vinculado a la gestión del cambio climático; por lo tanto, se deberá asegurar dicho acercamiento, principalmente a la micro, pequeña y mediana empresa (MIPYME) a través del impulso de procesos de diálogos, intercambio de experiencias, y diseño e implementación de un mecanismo financiero que les permita incrementar sus niveles de productividad con un enfoque de sostenibilidad.
A modo de conclusión, la tendencia hacia los próximos años viene marcada por dos líneas de acción, la primera relacionada a ir asumiendo la gestión empresarial sostenible como modelo a fin de colaborar con los ODS y la Responsabilidad Social Empresarial acompañará y complementará dicha gestión; y la segunda, relacionada al cumplimiento de los compromisos climáticos o NDC, el cual contará con un mecanismo de reporte, verificación y monitoreo apropiado a fin de lograr una debida contabilidad de la reducción significativa de gases de efecto invernadero en la matriz productiva del país.