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Artesanas indígenas crean espacios para el empoderamiento de la mujer, revalorizando su cultura y conservando los bosques
Conmemoremos el Día Internacional de la Mujer conociendo el impacto de las artesanas en su comunidad y familias
La artesanía indígena es más que piezas bonitas, es la expresión de la identidad de una cultura. Además, para las mujeres indígenas cada objeto representa la posibilidad de manifestar sus emociones y resiliencia. En la Amazonía peruana 130 mujeres de las regiones de Loreto, Ucayali, Pasco y Junín y de los pueblos indígenas Kukama Kukarimiaria, Shipibo Konibo, Yanensha y Ashéninca tienen claro los múltiples beneficios que la artesanía ha traído a sus familias y sus comunidades.
Por ejemplo, las artesanas del comité Yanesha en Oxapampa vieron en esta actividad un catalizador para crear un espacio seguro donde mujeres de todas las edades se unan, eleven la voz, mejoren su autoestima y se empoderen. “Construimos la casa de artesanas con nuestras propias manos y las que sabían tejer y teñir le enseñaron a las que querían aprender. Somos 75 artesanas que hemos perdido el miedo de expresarnos y vendemos nuestros productos con facilidad. Sin darnos cuenta nos empezamos a sentir orgullosas de lo que logramos y entendimos que somos embajadoras de nuestra cultura” comenta Elizabeth Miriam, integrante del comité de artesanas de Yanesha en Oxapampa.
“Gracias a la artesanía tenemos hijos profesionales. Algunos de ellos son profesores, enfermeros y guías oficiales de turismo y siguen en nuestra comunidad. Otros participan en el desarrollo de nuestras artesanías. A lo largo del tiempo vemos los beneficios.” menciona Emma Tapullima, artesana Kukama Kukamiria que además resalta que a partir de la artesanía fueron visibilizados otros intereses relacionados, “poco a poco empezamos a participar en más espacios de diálogo y exposición logrando comunicar nuestras necesidades, entre ellas la creación de una escuela intercultural bilingüe, la cual hoy es una realidad”.
Para lograr este empoderamiento fue necesario desarrollar un proceso de fortalecimiento integral, al cual WWF se unió desde el 2017 con el soporte de distintos aliados como el Banco Mundial y la Fundación Eaglemere, y ha apoyado a 4 emprendimientos liderados por mujeres artesanas. Además de soporte técnico y comercial, se adquirió equipamiento para mejorar la producción, se mejoró la infraestructura de local de ventas, se apoyó en el desarrollo de diversas alianzas comerciales y de acompañamiento y se instalaron más de 10 mil plantones para la restauración de sus bosques.
“Aprovechamos las semillas en las artesanías y las cortezas de los árboles para el teñido de los telares sin afectar la regeneración natural y el alimento de los animales del bosque, asegurando su conservación. Las comunidades que han entendido esto aún conservan su bosque en pie. Los otros están buscando recuperarlo para evitar más pérdida de su fuente de ingresos y de agua”. De esta manera Jaime Chihuanco, Cornesha Yanesha resalta que la artesanía no sólo promueve la revalorización de la cultura y permite una vida digna de las familias indígenas, sino que además es un negocio sostenible.
Las mujeres indígenas han encontrado en el arte un espacio seguro para expresarse, conversar, compartir sus preocupaciones y tener una red de apoyo. Además, las casas de artesanas se han convertido en centros para la revalorización de su cultura, el fortalecimiento de sus capacidades y la formación de lideresas que emprenden y sacan a sus familias adelante, al mismo tiempo que mantienen el bosque en pie porque sus insumos solo pueden extraerse de un bosque sano y diverso.
Por ejemplo, las artesanas del comité Yanesha en Oxapampa vieron en esta actividad un catalizador para crear un espacio seguro donde mujeres de todas las edades se unan, eleven la voz, mejoren su autoestima y se empoderen. “Construimos la casa de artesanas con nuestras propias manos y las que sabían tejer y teñir le enseñaron a las que querían aprender. Somos 75 artesanas que hemos perdido el miedo de expresarnos y vendemos nuestros productos con facilidad. Sin darnos cuenta nos empezamos a sentir orgullosas de lo que logramos y entendimos que somos embajadoras de nuestra cultura” comenta Elizabeth Miriam, integrante del comité de artesanas de Yanesha en Oxapampa.
“Gracias a la artesanía tenemos hijos profesionales. Algunos de ellos son profesores, enfermeros y guías oficiales de turismo y siguen en nuestra comunidad. Otros participan en el desarrollo de nuestras artesanías. A lo largo del tiempo vemos los beneficios.” menciona Emma Tapullima, artesana Kukama Kukamiria que además resalta que a partir de la artesanía fueron visibilizados otros intereses relacionados, “poco a poco empezamos a participar en más espacios de diálogo y exposición logrando comunicar nuestras necesidades, entre ellas la creación de una escuela intercultural bilingüe, la cual hoy es una realidad”.
Para lograr este empoderamiento fue necesario desarrollar un proceso de fortalecimiento integral, al cual WWF se unió desde el 2017 con el soporte de distintos aliados como el Banco Mundial y la Fundación Eaglemere, y ha apoyado a 4 emprendimientos liderados por mujeres artesanas. Además de soporte técnico y comercial, se adquirió equipamiento para mejorar la producción, se mejoró la infraestructura de local de ventas, se apoyó en el desarrollo de diversas alianzas comerciales y de acompañamiento y se instalaron más de 10 mil plantones para la restauración de sus bosques.
“Aprovechamos las semillas en las artesanías y las cortezas de los árboles para el teñido de los telares sin afectar la regeneración natural y el alimento de los animales del bosque, asegurando su conservación. Las comunidades que han entendido esto aún conservan su bosque en pie. Los otros están buscando recuperarlo para evitar más pérdida de su fuente de ingresos y de agua”. De esta manera Jaime Chihuanco, Cornesha Yanesha resalta que la artesanía no sólo promueve la revalorización de la cultura y permite una vida digna de las familias indígenas, sino que además es un negocio sostenible.
Las mujeres indígenas han encontrado en el arte un espacio seguro para expresarse, conversar, compartir sus preocupaciones y tener una red de apoyo. Además, las casas de artesanas se han convertido en centros para la revalorización de su cultura, el fortalecimiento de sus capacidades y la formación de lideresas que emprenden y sacan a sus familias adelante, al mismo tiempo que mantienen el bosque en pie porque sus insumos solo pueden extraerse de un bosque sano y diverso.
© Daniel Martínez / WWF Perú