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En el Día Internacional del Jaguar, conocer su importancia como símbolo de conectividad es más importante que nunca

En los últimos 100 años, la población mundial de jaguares se ha reducido en un 50% y la cifra sigue en aumento.

Cada 29 de noviembre celebramos al felino más grande de América, una especie crucial para mantener sano el bosque amazónico: el jaguar. Además de poseer una de las mandíbulas más potentes, el considerado rey de la selva, posee otras habilidades que lo hacen especial: corre, salta, trepa, nada y hasta bucea. Las grandes extensiones de tierra que necesita para caminar, convierten su hábitat en un espacio de conexión que genera medios de vida sustentables para las especies y comunidades que coexisten con él.

Sin embargo, el rey está en peligro. En los últimos 100 años, la población mundial de jaguares se ha reducido en un 50% y casi el 90% de su población se encuentra en la cuenca del Amazonas, de acuerdo al monitoreo trifrontera Perú, Ecuador y Colombia realizado por WWF en el 2019. Esta porcentaje se va reduciendo cada vez más debido a las múltiples amenazas que afecta a la especie.

Según el proyecto AREAS Amazonía, en las áreas protegidas de la región de Madre de Dios, se estima que habitan alrededor de 6000 jaguares que son afectados por la minería ilegal, la deforestación, la caza furtiva y la fragmentación de su hábitat, ocasionando la disminución de sus pares y de sus presas. El hogar que tanto cuidó el rey desaparece poco a poco.

Ante esta realidad que refleja las amenazas que enfrenta el jaguar, WWF Perú viene focalizando su labor en fortalecer los corredores biológicos del Suroeste de la Amazonía para recuperar la conectividad de su hábitat fragmentado y al 2026 busca restaurar 500 hectáreas de suelos degradados por agricultura y ganadería. Además, ha impulsado la restauración del ecosistema en más de 11 mil hectáreas de predios ganaderos con la metodología de ganadería regenerativa, promoviendo la regeneración natural del bosque.

Para corroborar que estos ecosistemas están recuperándose es importante su monitoreo y una excelente forma de realizarlo es a través de cámaras trampa. “Actualmente tenemos 68 estaciones de cámaras trampas dobles instaladas y 12 puentes de dosel en el sector forestal-ganadero de la provincia de Tahuamanu. Su distribución y ubicación son clave para entender la dispersión de semillas y el comportamiento del felino, así como el de sus presas y conocer el impacto de la actividad forestal en especies arbóreas”, indica Vania Tejeda-Gómez, oficial de Vida Silvestre de WWF Perú.

Tejeda-Gómez puntualizó que estas acciones son vitales para proponer un plan de acción que mejore la conectividad del bosque y la conservación del jaguar, una especie cuya protección beneficia a todo el ecosistema.

Otro componente clave para su conservación es asegurar la adecuada coexistencia con los humanos. Para ello, WWF Perú promueve medidas y estrategias innovadoras que ayudan a  demostrar que el jaguar no es un símbolo de peligro o daño hacia las personas y sus actividades económicas, siempre que se respete y conserve su hábitat.

“Hemos realizado estudios de diagnóstico sobre los riesgos, manejo y percepciones de aproximadamente 144 ganaderos y agricultores de las comunidades locales respecto al conflicto con el jaguar en sus predios y chacras. Con los hallazgos fue posible identificar los temas que se deben reforzar y sensibilizar. Además, se seleccionaron 12 predios para implementar medidas antidepredatorias”, menciona Fabiola La Rosa, oficial de Vida Silvestre de WWF Perú.

Conservar el jaguar simboliza preservar el bosque, por eso es tan importante su monitoreo, sensibilizar a la población y poner en marcha actividades económicas libres de amenazas para él y  la vida silvestre. Así, contribuimos a tener una Amazonía sana que seguirá aportando beneficios a las siguientes generaciones.



 
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© Daniel Alarcón / WWF-Bolivia
En los últimos 100 años, la población mundial de jaguares se ha reducido en un 50% y la cifra sigue en aumento. Daniel Alarcón/ WWF Bolivia
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