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Serie ¿Adónde fue a parar Rio-92? ¿Adónde va Rio+20?

 Entrevista con Paul Polman

Entrevista con Paul Polman

Rio+20 debe avanzar en la definición de objetivos de sostenibilidad, vinculando la lucha contra la pobreza y la preservación del medio ambiente. Pese a ello, el texto de base de la conferencia parece quedarse corto, lo cual supone «un problema para los países miembros de las Naciones Unidas». Desde Rio-92 se percibe una cierta frustración acerca del progreso de algunos temas delicados, como el cambio climático, los niveles de nitrógeno y la biodiversidad.

Esas valoraciones no son de ninguna activista ambiental, sino del presidente de una de las mayores empresas globales del planeta: Paul Polman, director ejecutivo de Unilever.

Dicha empresa, que es líder en la venta de ciertos alimentos, artículos de higiene y de limpieza, tiende a beneficiarse del esperado aumento del consumo de los países emergentes, sobre todo de los BRICS. Pese a esas buenas expectativas de mercado, Polman espera que no se repitan en esos países los modelos de consumo de Europa y Norteamérica, pues de ser así, «simplemente nos quedaremos sin recursos», advierte. Vea a continuación la entrevista concedida por Paul Polman a WWF.


¿Qué hacía usted cuando se celebró Rio-92? ¿Recuerda algún episodio que marcara aquella conferencia?

En 1992 vivía en España y ya era muy consciente de los problemas en torno a los recursos, como el agua, y las restricciones cada vez mayores para el crecimiento económico y social. El principal logro de Rio-92 fue hacer que la sostenibilidad dejara de ser algo periférico y se convirtiera en central, un elemento que ya no podía pasarse por alto en el debate en torno al crecimiento económico y a la prosperidad. La mayor conquista tal vez fuera la adopción del Programa 21, que reconoció la importancia de encontrar un equilibrio adecuado y una interconexión entre las agendas ambiental, social y económica. Igualmente importante fue reconocer la importancia del sector privado y la necesidad de establecer alianzas.


¿Qué países tuvieron una participación más destacada en Rio-92? ¿Cómo fue la participación de los países de América Latina?

Los países latinoamericanos, entre ellos el anfitrión, Brasil, tienen un destacado historial de fomento de la lucha contra la pobreza y en pos de la sostenibilidad. Esa cuestión es tan importante para Rio+20 como lo fue en Rio-92. En la actualidad, países como Colombia, Perú y Guatemala destacan en la promoción del crecimiento sostenible y en la inclusión de la idea de los objetivos de crecimiento sostenible en la agenda de Rio+20.


¿Cuál fue el principal legado de la conferencia de Rio-92?

El legado de Rio-92 sigue vivo actualmente. El Programa 21, el plan de acción sobre desarrollo sostenible acordado en 1992, contribuyó a la formulación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio diez años después. La última cumbre de Rio también ayudó a crear la CMNUCC (las negociaciones mundiales sobre el clima) y el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible, una organización que fomenta un crecimiento más sostenible en el sector privado. Ahora, veinte años después, los gobiernos, la sociedad civil y los grupos ambientales miran cada vez más hacia el sector empresarial para que genere un crecimiento sostenible. Esa situación es muy diferente de la de 1992, cuando el sector empresarial no era visto como una pieza central para buscar soluciones de sostenibilidad, a diferencia de lo que sucede hoy en día. Hace veinte años las empresas no habían entendido aún la importancia crucial de la sostenibilidad para el crecimiento de los negocios. En Rio+20, el sector empresarial no solo podrá mostrar el camino emprendido, sino que también podrá asumir una posición de liderazgo en áreas clave para el futuro.


Entre las resoluciones de Rio-92, ¿hay algún ámbito en que no se hayan registrado avances?

El reto de todos los procesos globales es mantener el impulso. Aunque a muchos les hubiera gustado que se hubieran emprendido más acciones de desarrollo sostenible durante los últimos veinte años, lo importante es centrarnos en los progresos obtenidos y en cómo podremos avanzar a partir de ellos. No obstante, la impaciencia se justifica en algunos ámbitos, especialmente en lo tocante al cambio climático, los niveles de nitrógeno y la biodiversidad.


¿Cuál debería ser el principal resultado de Rio+20?

Yo creo que Rio+20 ofrece dos grandes oportunidades. En primer lugar, debemos comenzar un proceso para definir los objetivos de sostenibilidad para el período de 2015 a 2030. Tales objetivos deberían hacer las veces de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, con la diferencia de que se aplicarían a todos los países y abarcarían tanto las cuestiones relativas a la pobreza como las ambientales. En segundo lugar, es extremadamente importante incluir a las empresas en esa agenda. Rio+20 debe reconocer la necesidad de una colaboración mucho mayor entre los gobiernos y el sector empresarial en relación con la sostenibilidad. Y un mayor número de empresas debe comprometerse más en favor del crecimiento sostenible. Es importante para el sector empresarial que los gobiernos promuevan los incentivos y recompensas adecuados en las políticas públicas para que las empresas sigan por esa senda.


¿Qué opina sobre el texto de base de Rio+20?

Ese texto supone un problema para los estados miembros de la ONU, pero yo estimularía a los gobiernos a que se comprometan con propuestas más detalladas que apoyen los objetivos de desarrollo sostenible, así como las exigencias de las empresas de políticas públicas que estimulen más aún el desarrollo sostenible. Estamos en el punto en que las acciones concretas serán más importantes que las palabras. Y creo que el sector empresarial está preparado para ello.

¿De qué forma pueden el sector empresarial y la sociedad civil contribuir de manera efectiva a la conservación del medio ambiente y al desarrollo sostenible?

Los grupos de la sociedad civil y las empresas tienen mucho que ganar si trabajan juntos. Es algo que hemos visto en Unilever: por ejemplo, trabajamos con socios como UNICEF para enseñar a los niños en edad escolar los beneficios de lavarse las manos con jabón, pues ayuda a prevenir la diarrea y las enfermedades respiratorias. Unilever también trabaja con Rainforest Alliance para garantizar que nuestro té y nuestro cacao procedan de fuentes sostenibles. La colaboración será muy beneficiosa si reconocemos mutuamente nuestro papel fundamental en la sociedad y en la protección del medio ambiente. Y simplemente no podremos hacerlo todo solos.


¿Cuál es el papel de las economías emergentes —como los BRICS— en el impacto ambiental y en las soluciones a los problemas ambientales?

Más del 50 % de los negocios de Unilever está en los mercados emergentes y en desarrollo, una proporción que llegará al 70 % en el 2020. Ese crecimiento muestra la importancia de avanzar hacia un nuevo modelo de negocio sostenible. Ya consumimos los recursos de la Tierra más rápidamente que lo que la naturaleza consigue reponerlos, y si las clases medias de las economías emergentes comienzan a reproducir los patrones de consumo de Europa y Norteamérica, simplemente nos quedaremos sin recursos. Los BRICS y el sector empresarial son actores vitales en el desarrollo de las políticas públicas y las acciones empresariales necesarias para abordar cuestiones como la eficiencia hídrica y energética, los residuos, el reciclaje y las fuentes sostenibles.


¿En qué medida es viable la estructuración de la llamada «economía verde»? ¿Sería también importante una «economía azul»?

Los conceptos de economía verde y azul son formas útiles para empezar a pensar en cómo reconocer que la escasez de recursos es un problema actualmente y que será cada vez más crítico para el crecimiento económico en el futuro. Es perfectamente posible alcanzar un crecimiento sostenible y equitativo. La propia experiencia de Unilever demuestra que podemos hacer que nuestro negocio crezca a la vez que reducimos nuestra huella ambiental y garantizamos el uso de materiales sostenibles. Para ello se necesita un cambio de actitud y un nuevo modelo de negocio.


Desde la perspectiva del acceso de los ciudadanos a los alimentos, el agua y la energía, ¿cómo deben ver los gobiernos y la sociedad el medio ambiente? ¿Cuál es la solución de futuro para la Amazonia, para Brasil y para América Latina?


Una idea que Rio+20 tendrá que fomentar es el desarrollo de una serie de Objetivos de Desarrollo Sostenible. Cuando expiren en 2015 los Objetivos de Desarrollo del Milenio, necesitaremos que el mundo siga atento a la pobreza y al hambre y, al mismo tiempo, garantizar la colaboración global para lidiar con las cuestiones ambientales críticas, como la deforestación, el cambio climático, la escasez de agua y la producción y el consumo sostenibles.

Para superar esos retos es fundamental que el sector privado participe en el debate. En Unilever, el crecimiento sostenible es la parte central de nuestro plan de negocios. Sin embargo, no podemos actuar solos, de manera aislada. Rio+20 ofrece una oportunidad para que los gobiernos y las empresas trabajen juntos en el diseño de un plan para un futuro sostenible. Más empresas deberán contribuir a la creación de una economía más sostenible y equitativa, pero los gobiernos también tendrán que hacer eso posible, promulgando políticas correctas que faciliten la actuación de las empresas. Se trata igualmente de asumir una responsabilidad personal. Ejemplo de ello es nuestro trabajo pionero en la presidencia del grupo de trabajo B20 Foodsecurity. Todos nosotros tenemos responsabilidades y un papel claro para garantizar la consecución de los objetivos originales de Rio-92: un futuro mejor para todos.
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